La delegación de Myanmar está visitando campamentos esta semana para confirmar unos cientos de posibles retornados para el tesina.
Una delegación de Myanmar está visitando los campamentos de refugiados rohingya en Bangladesh esta semana para repasar unos cientos de posibles retornados para un tesina piloto de repatriación.
Un funcionario de Bangladesh dijo el miércoles que no estaba claro cuándo regresarían a casa los refugiados, en su mayoría musulmanes.
Casi un millón de rohingyas viven en campamentos en Bangladesh en el distrito fronterizo de Cox’s Botica, la mayoría de los cuales huyó de una ataque marcial en Myanmar en 2017.
El Comisionado de Repatriación y Ayuda a los Refugiados de Bangladesh en Cox’s Botica, Mohammed Mizanur Rahman, dijo a la agencia de noticiero Reuters que había una directorio de 1.140 rohingya para ser repatriados bajo el tesina piloto, de los cuales 711 han sido resueltos.
Los casos de los 429 restantes en la directorio, incluidos algunos recién nacidos, aún estaban pendientes.
«Estamos listos» para enviarlos de regreso, dijo Rahman, y agregó que no sabía cuándo podría comenzar.
Hasta ahora, el gobierno marcial de Myanmar, que tomó el poder en un impacto de estado hace dos abriles, ha mostrado poca inclinación a aceptar de revés a los refugiados rohingya.
El embajador de China en Bangladesh, Yao Wen, esperaba que el primer categoría de desplazados rohingya fuera repatriado pronto, mientras que Beijing continuaba su papel como mediador, informó la agencia oficial de noticiero Bangladesh Sangbad Sangstha.
Escondidos en decenas de miles de chozas hechas de bambú y finas láminas de plástico, las condiciones de vida de los refugiados en los campamentos son peligrosas.
Hace dos abriles, un incendio masivo en el campamento mató al menos a 15 personas y destruyó más de 10.000 viviendas. Otro incendio a principios de este mes dejó a 12.000 personas sin refugio.
Adicionalmente de los problemas de larga data, como la descuido de empleo y oportunidades educativas, los campamentos además sufren el aumento de la delincuencia.
Desesperados por encontrar un oficio mejor, muchos rohingya han arriesgado sus vidas en el peligroso delirio por mar desde Bangladesh a países como Malasia e Indonesia.
Según estimaciones de la ONU, se cree que al menos 348 rohingyas murieron en el mar el año pasado.