ERZIN, Turquía —La homicidio y la destrucción rodean a Erzin.
Pero este pequeño pueblo en la provincia de Hatay, en el sur de Turquía, es un oasis de seguridad y normalidad, ya que el terremoto de la semana pasada puso patas hacia lo alto la vida en toda la región.
Los residentes y funcionarios dicen que Erzin no sufrió muertes ni vio que ningún edificio se derrumbara en el poderoso terremoto, y reconocen una determinación de larga data de no permitir construcciones que violen los códigos del país.
Beyaz Yalcin fue uno de los afortunados.
Estaba en Erzin con sus cuatro hijos pequeños cuando ocurrió el terremoto, en extensión de estar en su casa en la cercana Gaziantep.
Yalcin, de 33 abriles, no ha vuelto a casa. No sabe si su casa sigue en pie o si, como tantas en Gaziantep y el resto de la región, ha quedado escasa a escombros.
«Estoy sorprendida. No quiero retornar a estar en la misma situación», dijo.
Yalcin no es el único que se queda en esta ciudad por miedo.

Emre Tibikoglu, de 39 abriles, que ha trabajado para el consejo durante seis abriles, dijo que creía que 20.000 personas se habían mudado a Erzin desde el terremoto, un aumento de rodeando del 50% en la población de la ciudad.
«Sabemos que estamos en una zona de terremotos», dijo, citando la insistencia del corregidor presente y de los alcaldes anteriores de no permitir edificios que no cumplieran con los códigos de construcción.
Tibikoglu dijo que cuando los funcionarios se dieran cuenta de que había edificios construidos ilegalmente, los demolerían.
«Algunas personas locales estaban en realidad enojadas por eso», dijo sobre los residentes que vivían en esos edificios. Pero dijo que el corregidor se apegó a su audacia, sabiendo que un gran terremoto podría ocurrir algún día.
Tibikoglu dijo que no estaba seguro de por qué otros municipios no hicieron lo mismo, pero sospechaba conexiones entre los políticos locales y los contratistas, y dijo que las regulaciones gubernamentales más estrictas podrían acontecer mitigado una tragedia de tan gran escalera.

Dijo que siquiera hay edificios de gran categoría en Erzin, lo que reduce los riesgos, aunque había oreja que algunos edificios en la ciudad estaban tan dañados que no era seguro para la concurrencia quedarse allí. Es posible que la ciudad haya escapado a la devastación de las áreas vecinas, pero el sacudida de magnitud 7,8 se sintió, no obstante.
Los ingenieros en Turquía han temido durante mucho tiempo los edificios mal construidos, dada la vulnerabilidad del país a los terremotos masivos. Las preocupaciones solo aumentaron posteriormente de que una ley de 2018 amnistió a los edificios con construcciones ilegales, permitiéndoles ser utilizados siempre que los propietarios pagaran una multa al estado.
El gobierno prometió una investigación exhaustiva y ordenó la detención de más de 100 personas por los edificios derrumbados, aunque los grupos de competición acusaron al presidente Recep Tayyip Erdogan de no asegurar que las reglas se aplicaran correctamente a medida que aumenta la ira por el tema.
Erzin está a unas 70 millas del epicentro del terremoto.
En localidades más alejadas del centro, así como localidades cercanas como Osmaniye, a solo 20 kilómetros de Erzin, las casas han quedado reducidas a escombros y los que sobrevivieron siguen luchando por conseguir ayuda.
Algunos se han ido a Erzin en averiguación de refugio con familiares.
Montañas y colinas rodean Erzin, poco que los lugareños creen que los ha protegido.